A veces las situaciones se
nos salen de las manos. Esto lo deducimos cuando no tenemos control absoluto de
nuestros actos o pensamientos. Suele ocurrir en sin número de acciones o
decisiones. En una amplia gama de situaciones en la vida, cuando alguna de ellas
se sale de control logramos pensar el porqué de ello y la culpabilidad absoluta
de una o más personas. Sin notar que muchas otras nunca se salieron de control
y no le préstamos importancia. En otras ocasiones preferiríamos que las cosas tomaran
otro rumbo o simplemente poder girarlas a nuestro gusto o placer. Pero no
siempre es así. El determinar que alguna situación está fuera de control y
querer detenerla nos hace personas controladas, sabias y con coraje. Aunque el
coraje personal sea derramado en lágrimas no deja de serlo, y una determinación
absoluta de una mente sana. La simplicidad de algunas cosas y la vasta
complejidad de otras nos hace errar de la misma manera dependiendo la
situación. Eso es lo que logra definir nuestra raza.
Como humanos no podríamos determinar que alguna
situación se pueda salir de control y en otras logramos saberlo antes de
incurrir en ella, pero aún así la tomamos por desear. Quizás nos haga malas
personas el saber que la situación se saldrá de control y aún así tomarla o
simplemente demuestra nuestro imperfecto razonamiento dentro de un cuerpo
perfecto hecho humano