La madurez no es medible a causa
de la edad ni de las canas. No existe manera de juzgar la madurez a causa de la
experiencia matrimonial, laborar, educativa, la vasta capacitación en alguna
materia, ni tan siquiera la experiencia paternal o maternal. La madurez es un
conjunto de experiencias combinadas con valores y más que todo comprensión
personal. La madurez comienza relativamente cuando un ser busca dentro de sí, y
encuentra el eslabón perdido que une el extremo responsable con la comprensión.
La paciencia es un atributo indispensable para llegar a la madurez, no es a
causa de edades o profesiones. Las mentes macabras no se pueden ver, pero todas
esas personas con mentes y pensamientos de ese tipo tienen algo en común, les
falta madurez. La madurez se distingue por el respeto hacia el prójimo, la
aceptación de errores y el pensamiento contrario y certero basado en valores
sin importar los demás.
He conocido personas
que me doblan la edad y no se comparan con la madurez que poseo. De la misma
manera he dialogado con algunos más jóvenes que podría decir que llegan
al margen de mi madurez, inclusive quizás la sobrepasan. La madurez va de la
mano con la crianza y valores obtenidos en dicho desarrollo. Definitivamente la
madurez es un atributo complejo que está compuesto por muchos valores,
experiencias, sentimientos compenetrados y paralelos.
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